Es interesante, Mercurio retrógrado está a la vuelta de la esquina, y ya hoy me están recordando historias que hace tiempo que se fueron. Por ejemplo, con una mirada literaria a los antiguos libros de inglés: cada vez que tocaba una nueva lección, se leía primero el diálogo correspondiente con los papeles repartidos. Aún lo recuerdo muy bien. Siempre existía de antemano el papel del “narrador”, que introducía una situación de forma explicativa, pero también describía la acción entre los pasajes hablados. Siempre me ha gustado ser ese narrador, el eslabón vivo entre líneas.

He leído muchas historias a lo largo de los años desde entonces. A menudo, sin embargo, muchas cosas se quedaban en la superficie mentalmente, y yo tenía incluso más preguntas después que antes. Así que siempre existía el anhelo de la única, la verdadera fuente que es profunda y real, aunque también -cuando por fin la encontré- llegaron respuestas a preguntas que antes ni siquiera sabía que tenía. Y muchas respuestas fueron una piedra bastante difícil de digerir. La verdad a menudo pesa mucho, por lo que se necesita fuerza para seguir con ella, aunque en realidad se sienta débil y pequeño.

Entretanto también he escrito bastantes relatos. Sin embargo, la conexión entre las líneas no siempre ha permanecido viva, y en el transcurso del tiempo muchos vínculos han llegado a su fin precisamente por eso, pero esto también forma parte de ser un “narrador”: por regla general, una historia consta de capítulos individuales que tienen que terminar en algún momento, de lo contrario no hay desarrollo y nunca se sabrá cómo acaba. Una vez más, sin fuerza mental y concentración en lo esencial, es muy difícil aguantar. Cuanto más se avanza, menos compañeros del pasado permanecen a nuestro lado.

Y finalmente está esa historia que nosotros mismos escribimos de nuevo cada día, la nuestra. De ninguna manera vinimos a este mundo como un libro con páginas vacías. Puede que hoy no nos gusten tanto los capítulos individuales. Entonces, cuando las escribíamos, fatalmente no pensábamos mucho en las consecuencias o simplemente elegíamos la estructura de frase que más nos convenía. Entonces pasamos página, abrimos un nuevo capítulo y nos preguntamos por qué de repente ya no nos encontramos en el colorido prado de flores, sino en un lugar en el que ya no nos sentimos cómodos en absoluto. En retrospectiva, sólo podremos entenderlo si también miramos retrospectivamente estos capítulos anteriores, porque son decisivos para la trama general de nuestro libro y han contribuido de forma significativa a la única página, la única línea, en la que nos encontramos ahora.

Así que nuestro libro nos ha acompañado durante bastante tiempo a lo largo de toda nuestra historia de existencia. Y hay páginas que ya están llenas: Aquí no podemos simplemente borrar el texto, ni arrancar páginas individuales. Cada pequeño detalle le pertenece, en blanco y negro, y es inseparable de nosotros. En la actualidad, la cinta de seda está incrustada como marcador en la página actual. Frente a nosotros, sin embargo, se extienden páginas blancas, aún completamente indescriptibles. Podemos empezar ahora, justo AHORA, a describirlos de la mejor manera posible, para que en algún momento del capítulo final el narrador cuente con suerte cómo nos volveremos a encontrar todos en el colorido prado de flores.

Le deseo lo mejor, su Sabine

Contribución musical: Peter Gabriel – “Book of love” (con letra)